Todo cambia. Nuestra vida, nuestra forma de percibir la realidad, la gente que nos rodea, el mismo mundo, a cada segundo.

Vivimos en un completo estado de cambio, donde nada es estático, y hasta donde la misma locura ha mutado en algo, incluso, irreconocible.

Hoy alcancé ese estado, entre demente y cuerdo, donde el tiempo pasa, sin que me duela, sin que mi visión se distorsione por la desolación. Sin que una herida sangre de manera incontrolable, impidiéndome curar la desdicha.

Hoy admito que estoy loco.

Tengo una locura perfecta.

Pabli

viernes, 10 de diciembre de 2010

Caída.

Nada era igual, pero tampoco completamente diferente.

La indiferencia y el vacío continuaban presentes, tan aplastantes y devastadores como siempre. No habían cambiado nada, y si lo habían hecho, habían empeorado, porque nadie concedía treguas a personas como yo.

Personas egoístas, que solo piensan en ellas mismas, pasando por alto todo aquello que no les afecte, pasando por alto, el dolor de los demás.

Era tarde para darme cuenta de que no tenía la mínima idea de la clase de persona que era. aparte de mis defectos, jamás había reparado en si tuviera alguna virtud...

Aunque dudaba seriamente acerca de ello. Mi percepción acerca de ese asunto en particular era nula, y a decir verdad, nunca me había preocupado.

Hasta este momento, cuando me daba cuenta de que hay razones de sobra para ser diferente, cuando hay razones de sobra para intentar serlo, nunca había comprendido la verdadera idea de la felicidad.

Si quieres ser feliz, debes proponértelo. Y la única forma de serlo, era tomar un camino correcto.

¿Por qué me constaba tanto hacerlo?

Quizás se debía a que nunca nadie me había señalado ese sendero. Quizás lo único que había aprendido de la vida, era que debía conseguir aquello que me satisficiera, sin importarme a quien o a quienes lastimara para obtenerlo...

Ese razonamiento no era normal...

¿Pero que demonios es lo normal?

Otro concepto vacío en mi cabeza...

La locura me observaba desde ese rincón aislado de mi mente, mientras especulaba con la idea de tomar el control. Era una jugadora eficaz, solo necesitaba un movimiento para cantar victoria. El menor signo de debilidad, sería suficiente para que abandonara ese lugar al que la había confinado, y reclamara mi cuerpo...

Cada uno de mis instintos, estaba inclinado a defender lo que era mío, a atacar a aquello que quisiera dominarlo, pero la cuenta regresiva ya había empezado, y era tarde...

Una vez más, era tarde.

Caía en un espiral mortífero y sin esperanza.

Caía con el mismo pánico mudo con el que se cae en los sueños. Sin la mínima certeza de nada. Desconociendo la profundidad del abismo...

La diferencia, era que todo esto no era un sueño...

La diferencia, era que esto, era la maldita realidad...

4 comentarios:

iaras dijo...

MUY BUENO..!!!!

iaras dijo...

Mejor dicho más qué bueno!!!!

lisy dijo...

Aqui se nota a una persona que fue rechasada y lastimada por prejuicios socialesque que lo llevan a la propia destruccion, cuando se da cuenta y desea salir adelante ya no puede hacerlo por si misma.
Creo que mientras la persona se vive destruyendo, esta siempre pensando que cuando el o ella lo desee va a parar de autodestruirse y eso es una especie de sueno o engano.

PABLI, es extrana pero buena tu poesia. Muy profunda.

Abrazos y besos con carino,

LISY

PD.Disculpa que no ponga las lineas a la n porque la pc me saca y me borra todo lo que escribi.

TirsaG. dijo...

creo q todos en algun momento sentimos que la locura esta a la puerta esperandonos, mas cuando acabamos de recocer muchos errores, y la realidad sabe amarga, solo queda el consuelo de que "el tiempo lo cura todo"